Bingo, teatro del absurdo - Diario La República

Publicado el 17/8/2013 - Diario La República

“Bingo”, de Mariana Maeso, es teatro del absurdo, y en los cómicos diálogos del comienzo, donde una pareja (Mariana Maeso, Andrés Alba), que están en una misma pieza, se comunican (y cada vez se incomunican más) a través de una doméstica (Cristina Velázquez), viene de Ionesco.

Lo que sigue, con la aparición de un policía (en el estreno, el director Luis Izzi) en un monocorde estilo de disparate corrido, se asemeja a las invenciones de Rafael Spregelburd. La autora tiene chispa ocasional y logra un clima continuo de irrealidad; como actriz, con una presentación física deliberadamente irreal, exhibe un ritmo de dicción sorprendente y una voz no menos inclasificable que por momentos parece salir de una máquina. Todo ello, con ser mucho es superado por los extraños visajes y las no menos sorprendentes modulaciones de la voz de Andrés Alba. Solo la mímica de ambos, mímica precisa y segura, los emparenta con estilos de actuación reconocibles. Sin mengua de los méritos de Maeso, luego de la primera media hora las ideas y sus efectos comienzan a repetirse; si bien esto es explicable, porque la inventiva suele agotarse, el principal reparo a la obra es la falta de equilibro, de composición, de dialéctica. Como en obras anteriores de Maeso, como “Otro final para Federico”, no hay solución de continuidad en la idea rectora, no hay un descanso, una pausa, un repliegue de la acción que nos deje pensar. Es posible que ese efecto de saturación sea deliberado, pero tiene claramente, y “Bingo” lo demuestra, el peligro de que el espectador, que no se aburre se canse de tanto chisporroteo, se desinterese de lo que sucede en la escena. Como su obsesionante escenografía (Lucía Acuña y Leticia Figueroa), poblada de frascos de todos los tamaños como si aquello fuera el delirio de un boticario, como sus luces espectrales, “Bingo” parece abrirse y cerrarse sobre sí misma, desafiando toda explicación, como el matrimonio de la primera escena.

En la sala del Museo Torres García.

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